OPINION: Alfredo Martínez

“Con tu plata hace lo que quieras …..”

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La Ley de Inclusión Financiera cambió para siempre la forma de manejar el dinero para todos los ciudadanos.

En la actualidad, mediante este régimen las transacciones referidas al cobro de ingresos por concepto de salarios y de montos por adquisiciones de vivienda y automóviles de cierto monto, deben ingresar en el circuito financiero en vista de la prevención de lavado de activos. Para decirlo en crudo: lo que se cobra por trabajar o lo que se compre y venda, deberá saberlo el sistema bancario. Porque aclararemos algo más: lo financiero, para todos nosotros, no es más que el sistema bancario.

En las últimas horas el Ministro de Economía Cr. Danilo Astori dijo que “la ley de Inclusión Financiera constituye una de las transformaciones estructurales más importantes de los gobiernos del Frente Amplio” sumando además a este concepto la idea de que al retirar el efectivo de las calles será factible reducir el delito.

Pueden haber cientos de miradas, lo cierto es que la distinción entre Inclusión Financiera y Obligatoriedad de la Ley termina siendo un detalle tan grosero que lo viven real y concretamente los ciudadanos cada día, en cada compra, en cada necesidad que no termina de ser solucionada. Digamos casos: el manejo de cajeros automáticos. Quizá la visión burocrática montevideana no permita saber que en ciudades del interior los cajeros se cargan un viernes y para el lunes ya no tienen dinero; o que si el pago de pasividades inicia un lunes, la gente mayor espera horas por transacciones que no se pueden realizar porque en fin de semana los cajeros se vaciaron por otros usuarios. Es una realidad que los comercios no están obligados a tener pos, pero qué sucede con quienes tiene que comprar, o pagar una cuenta por ejemplo, y sólo le queda dinero en su tarjeta…pues bien: no lo pague y quede debiendo hasta que acceda al efectivo. Pero puede pasar más: el pos del comercio no acepta la tarjeta que se desea debitar. El turismo lo sufre también: comercios que sólo reciben efectivo pero con extranjeros que van a los cajeros y les limitan la extracción (para no hablar de tarjetas que directamente no las aceptan los bancos en Uruguay) Débito no, crédito sí, o a la inversa, qué tarjetas, cómo…por las dudas: si se sienta en un restaurante, pregunte antes de pedir el menú.

El retiro del efectivo del mercado provoca la insatisfacción porque el ciudadano no puede disponer libremente de su dinero. Esa es la incomodidad: lo que el vecino siente como una libertad coartada. Desde Alianza Nacional, el Senador Jorge Larrañaga plantea la no obligatoriedad, plantea una forma para que la libertad del ciudadano siga siendo la forma de elegir qué hacer con su dinero y de qué manera. Larrañaga tiene claro que como reforma estructural plantea un fracaso: hay que sacar a los rapiñeros de las calles, no el dinero y la libertad de disponer de él de todos los uruguayos.

Alfredo Martínez – Lista 32 Colonia – Partido Nacional


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