Columna de Opinión
Por ARIEL LAUSAROT – Secretario General de Batllistas Colonia
El Partido Colorado, si bien no ha sido el único, ha sido, sin duda alguna, el principal constructor de la República. Y en su vida interior, está bien claro, que las concepciones básicas del batllismo, constituyen un sustento definitorio y determinan una “marca” permanente en el registro ideológico nacional.
Así lo indica el legado de Don Pepe Batlle y las posteriores etapas evolutivas de transformación y modernización: la acción política de Luis Batlle en la década del 50 y los últimos gobiernos de Julio María Sanguinetti y Jorge Batlle. La historia no miente. Es contundente.
Debemos, como anota Sanguinetti: “continuar el proceso histórico del reformismo batllista”. Y hacerlo de la mano de “la ética de la responsabilidad, la laicidad republicana, el feminismo, la garantía de la libertad de expresión, la educación como herramienta de desarrollo, el concepto de solidaridad social y el internacionalismo”.
Los que hace años militamos y actuamos en el Batllismo así lo consideramos y lo sentimos. Hoy hay jóvenes batllistas muy activos, pensantes, modernos, que desde las ideas, propuestas y preocupaciones, exigen y motivan los cambios.
Con ellos, muchos que no han votado nunca aún y que no tienen trayectoria partidaria; o que han pasado raudamente por otros partidos y coinciden en los postulados de lo que llaman la: “social democracia batllista”.
Mujeres y hombres de diversas edades y contextos socio económicos, que habían optado por las ideas frenteamplistas, llegan (o regresan). Se alejan de las incomodidades que les genera un Frente Amplio hoy fuertemente cooptado por la izquierda comunista, por nacionalismos extremos y por el corporativismo sindical devenido en actor político. Parece evidente: es hora de dar respuestas, de desarrollar ideas, construir nuevos escenarios y crear proyectos progresistas, desde el Batllismo y el Partido Colorado. Necesitamos proyectar una mirada a futuro 25 años, mínima.
Hay que actualizar los fundamentos básicos del Batllismo. Debemos ponernos en línea con una realidad mutante, en un mundo tecnológico, cibernético y muy agresivo. Y hacerlo, sin olvidar que las personas, deben ser siempre el eje y la prioridad de nuestra acción política. El centro de nuestra idiosincrasia reformista y transformadora.
Es tiempo de concretar una autocrítica real y sincera para volver a conectar con la gente. Hay que escuchar, dialogar y comprender más, sin anteojeras, sin prejuicios y sin temores.
Es inexorable hacer un “Nuevo Batllismo”. Genuino, humano y progresista. Un batllismo integrador. De sumatorias. Actualizado. Sin dogmatismos. Que esté por encima de vanidades personales, ”mesas chicas” e intereses corporativos!!!
Estoy convencido que, de lo contrario, de nada servirá tener los mejores candidatos. Ni desarrollar fulgurantes campañas electorales. No alcanzará el marketing, las redes sociales. Nada!!!
No soy el dueño de ninguna verdad, pero siento tener la certeza de qué es lo que debemos hacer, los que atrevidamente, podríamos definirnos como “Los Nuevos Viejos Batllistas”.-