Por Anailen Nassif Gopar – CEO UR30
Rara vez me doy a conocer en medio del ruido. Rara vez levanto la mano cuando alguien pregunta. Eso sí: siempre, pero siempre, agradezco con el alma los actos de generosidad y calidez.
El año pasado recibo un email firmado por la artista Carla Espinosa. Era la primera vez que establecía un contacto con ella. No la veo personalmente: esa es la verdad. Conocía su derrotero, su camino, su actitud ante lo artístico e incluso, ante su propia familia. No se si ella se acordará, pero yo la conocí cuando era pequeña.
La propuesta que recibí fue absolutamente novedosa: escribir una carta, de puño y letra, enviarla por correo y ser parte de una obra que hablaba de mujeres, por mujeres, con mujeres y a través de su creación. Un sí absoluto: esa fue mi respuesta. La obra EL VESTIDO es el proyecto de Carla que, así me lo contó, “pretende rescatar y revivir la experiencia de escribir una carta de puño y letra, convocando a mujeres destacadas de diferentes rubros y países a participar con su carta”. Fue Declarado de INTERES CULTURAL MINISTERIAL con el apoyo de la OEA (Organización de Estados Americanos).
Lo demás es un resultado maravilloso: ser parte de un grupo enorme de mujeres destacadísimas de todo el país y también en el extranjero. La obra se presentó en el Edificio Mercosur, en Montevideo.
Gracias Carla. Soy Anailén.
Gracias por permitirme ser, por regalarme el momento hermoso de escribir una carta nuevamente, así, como antes, como supimos ser. Gracias por dejar que tantas mujeres seamos arte además de vida. Felicitaciones. Felicitaciones por la obra, por el amor, por la trascendencia: por desafiar los límites de cada día en un vestido que nos abriga el alma.
Estar en El Vestido:
