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La última primicia: “Murió Larrañaga” y el apuro con “la máquina de hacer chorizos”

Por Anailen Nassif Gopar – OPINION

Esta semana falleció en nuestro país el actor, comunicador y humorista Gaspar Valverde. Rápidamente, incluso antes de que el hecho ocurriera, diversos medios de comunicación (incluso en los que él trabajó alguna vez) se apuraron por decir que tras un aneurisma y breve internación, no pudo superar el evento de salud.

La primicia, como una especie de búsqueda del tesoro, ha imperado desde siempre en quienes nos dedicamos a las noticias, especialmente lo que se denomina “breaking news”. Los “Urgentes”, las “letras catástrofe” en “placa roja” junto a los boletines especiales, eran los bebés deseados para que sumaran televidentes, lectores y oyentes. Y lo digo en pasado, “eran”, porque desde 2020, desde la Pandemia de Covid 19, algo cambió para siempre.

Quizá sea una teoría muy ambiciosa pero luego de más de 30 años en el periodismo y los medios (todos, no me faltó ninguno) sospecho que la última primicia que la prensa uruguaya dio fue “Murió Larrañaga”. Lo último que los medios dijimos con ruido ensordecedor, casi monopólico, a audiencias tradiciones (llámele clásicas) fue una situación que todavía no peleaba mano a mano con las redes sociales.

DEL PAPEL AL ZOOM: ¿ESTAS AHI?

Cuando la pandemia nos inundó de temas, las redes sociales, el Zoom, las videoconferencias, el trabajo a distancia, los horarios reducidos y la necesidad de saber qué pasaba en todas partes lo más rápido posible, hizo que nos volcáramos al mundo digital. Muchos medios crearon o intensificaron su presencia en la web, postearon a rolete y se convirtieron en la lectura casi obligada cada hora, cada minuto. Pero ¿qué pasó? Que los celulares se convirtieron en una parte más del cuerpo: a los dedos de la mano le crecieron aplicaciones. Asimismo los ciudadanos se convirtieron en comunicadores: todos podemos comunicar, todos filmamos, sacamos una foto o posteamos un estado.

En concreto: ¿cómo va a competir un medio con las redes sociales, con su propia competencia o con un vecino que sube una foto con la data más detallada de un hecho?

CUERPO A CUERPO: VALIDACION Y CONTENIDO

Los medios de comunicación, desde los clásicos hasta quienes hoy somos “nativos digitales” (nacimos como medio en la web, aclaro por las dudas) hoy tenemos la responsabilidad de validar la información, de ser los referentes de que la noticia, la información, está chequeada, es verdad. No importa si demoramos en salir al ruedo, no importa si la primicia es de otro. Lo que realmente valida la seriedad, la responsabilidad del medio y del periodista es la veracidad y el respaldo documental de lo que informamos.

En el camino me ha sucedido que debí esperar antes de dar a conocer una información. Primero confirmar y luego por el respeto ético de que la familia de alguien (lo más fuerte) supiera qué le pasó a ese familiar. No podemos ser propaladoras cuando tenemos responsabilidades profesionales, éticas, morales, cuando somos objeto y sujeto de la Ley. Y un detalle no menor: en la tapa del libro por el que estudiamos los periodistas “viejos” decía que siempre debíamos tener presente que somos divulgadores de cultura, servidores para el bien común y que lo más preciado que podemos tener es la seriedad y responsabilidad profesional.

Escuchamos de todo, la gente nos cuenta de todo, los ciudadanos ven en el periodista una especie de ser especial que tiene todas las respuestas, que sabe de todos los temas, que llega a cualquiera (“vos que hablás con los políticos…”) e incluso los dolores y las tragedias más espantosas llegan a nuestros oídos, a nuestros ojos. No es cualquier tarea, no es cualquier profesión: no podemos convertirnos en una máquina de hacer chorizos. Tenemos la obligación de lograr el mejor contenido, la mejor calidad, informar con veracidad y con el mayor de los respetos por las audiencias y los que eligen estar en nuestras publicaciones difundiendo, promocionando, dándose a conocer.

Ya no estamos para competir desaforadamente por las primicias. La última que dimos fue en 2020, fue “murió Larrañaga”. Lo demás es la metáfora de una máquina de hacer chorizos.

Por Anailén Nassif Gopar – CEO – UR30