Columna de Opinión
Por Ricardo Montenegro *
Ocupaciones de liceos, magisterios, centros de profesores y demás, han sido el Santa Rosa que sacudió –más que el clima- a la sociedad en estos meses.
Las manifestaciones de los líderes estudiantiles que van desde lo insolente a lo violento, no acompañan en nada un proceso de transformación educativa que es claramente necesario. Pero tampoco acompaña ni maquilla a la imagen de la defensa purista e inofensiva que las cabezas sindicales y políticas pretenden transmitir. Más aún, deberían avergonzarse de la ignorancia y vacuidad del discurso que se traslada a la sociedad; de utilizar como lienzos las paredes de centros de estudios que se mantienen con el dinero de la gente, estudie o no; de que hayan “líderes estudiantiles” con más 10 años en una carrera que lleva un tercio… Y ni hablar de los delincuentes que van a ensuciar a las personas y domicilios cuyas ideas son diferentes.
A la izquierda sesentista montevideana cuyo mensaje, algunos imberbes trasladan hacia aquí como mascotas adiestradas, hay que ponerle el freno de la realidad. La retórica posmoderna de tomar un relato falso o al que le hacen nacer ficticio, es la herramienta y arma del PITFA.
Ejemplo tenemos aquí. La reforma educativa de fines de la década del 90 (despectivamente llamada “la de Rama”) trajo a Colonia un Centro Regional de Profesores; ya no iba a ser necesario trasladarse a Montevideo para ser profesor y a quienes se recibieran aquí ya los trataban –los de allá- como de segunda. Hoy los segundones están en primera fila siguiendo a los mismos que se negaron a acompañar el proceso que les permitió ser profesores. Y ahora, además, obtener un título universitario.
Y lo peor: ¿llegarán un día sus adeptos, esos que ocupan y ensucian, a profesores con la misma cabeza? Porque podrían estar años y años ocupando un lugar y sumando en el presupuesto, a la vez que saboteando al sistema y con ello el salario y amor a la educación de los demás.
Qué poca vergüenza. Qué falta de memoria.
* Secretario General del Partido Colorado – Colonia